Cómo devolver al pueblo la palabra robada

Por: Febres Rodríguez 

La lucha de clases que se desarrolla en el día a día del curso vital de la humanidad va configurando la estructura de poder en la sociedad, donde una clase social va despojando a otras clases sociales estableciendo una hegemonía que explota, oprime, cercena derechos y roba, incluso, la capacidad de comunicación, silenciando a los dominados y convirtiéndose en el único vocero autorizado (por imposición de la fuerza) de la sociedad; dejando a la inmensa mayoría de la sociedad (los explotados) sin poder de expresión y sumisos ante el explotador. “Usted se calla, aquí quien habla soy yo”

Este silenciamiento se hace más notorio en los medios de comunicación masivos, donde el poder permite que se exprese quien tenga dinero y es precisamente lo que no disponen los explotados y por esta via el poder político y el dinero controlan los medios, siendo una de las características de las sociedades capitalistas, donde la burguesía empoderada subyuga al pueblo trabajador.

La lucha (de clases) del pueblo oprimido se orienta hacia la toma de conciencia de su condición y la necesidad de organización para enfrentar a la clase hegemónica, derrocarla y tomar el poder para construir una nueva sociedad sin explotados ni explotadores, una sociedad más justa, una sociedad comunista; proceso gradual, pero que fundamentalmente requiere la conciencia de clase de los explotados y su organización militante y combativa.

En la lucha se conquistan victorias tempranas, con el poder de la organización del pueblo e ingenio se construyen medios alternativos que permitan la comunicación, que aun y cuando sea algo rudimentaria, es un arma para crecer en conciencia y organización. De esta manera cada logro se convierte en mayor fuerza de la clase explotada para la lucha por alcanzar sus objetivos de liberación.

“El que se robó el periodismo que lo devuelva” nos decía Earle Herrera, como una forma de hacer ver que el periodismo había sido apresado, capturado, robado por los poderes económicos y convertido en parte de la maquinaria de dominación política que sojuzga, domina y controla al pueblo trabajador. Algo que debemos tener claro es que con suplicas, llamados al cielo, imploraciones y/o listas de deseos a los poderosos no lograremos que el pueblo tenga el poder la comunicación.

Nadie, sino el pueblo mismo devolverá la palabra al pueblo. Solo el pueblo salva al pueblo, nos recordaba a diario el Comandante Hugo Chávez Frías siempre.

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