Especial | Chávez Comunicador: 7 claves de comunicación del comandante Chávez #UniversidadEnCasa
Del comandante Hugo Chávez
se pueden destacar mil cualidades. La principal, su espíritu revolucionario.
Sus luces largas para ver la necesidad de la unidad latinoamericana frente al
imperialismo gringo. Y su voluntad de acero para construir esa unidad.
Sus iniciativas siempre
fueron originales e integradoras, desde la UNASUR hasta Petrocaribe, desde el
Banco del Sur y el Consejo Sudamericano de Defensa hasta Telesur, el SUCRE, el
ingreso de Palestina en la UNESCO... Nadie pudo reunir a todos los presidentes
de la región como hizo Chávez cuando se fundó en Caracas la CELAC.
Una vida grande, gigante, a
la altura de Bolívar, de San Martín y Artigas, de Alfaro y Morazán, de Martí y
Sandino, de Allende y el Che. En Venezuela y en América Latina hay un antes y un
después de Chávez.
Chávez, el comunicador.
Ningún político habló en América Latina como habló este hombre. Ninguno.
1.-
Un lenguaje popular
Chávez no tenía que ensayar
palabras sencillas. Él era del pueblo y hablaba como el pueblo. Su lenguaje
siempre fue campechano, cotidiano, estuviera en un discurso de campaña o en la
asamblea de Naciones Unidas.
Con frecuencia, decimos
promover la diversidad cultural. Pero nuestras palabras resultan insípidas, de
ningún país. Las de Chávez no. Sus expresiones siempre fueron venezolanísimas.
Hablaba en colores. Sabía dibujar con las palabras.
2.-
Humor, ironía, picardía...
Los políticos, generalmente,
no ríen. Menos cuentan un chiste. Sienten que eso los “rebaja”. Chávez no. Él
sabía que al pueblo nunca se “baja” porque el pueblo siempre está arriba. Y que
no hay más ascensión que hacia la tierra.
Chávez se reía de todos y
también de sí mismo. Tuteaba al presidente que tenía al lado. No se daba
importancia y, por eso, tenía tanta importancia lo que decía.
Revisa la historia política
latinoamericana. ¿Alguien habló con tanto humor como este llanero?
3.-
Hacer fácil lo difícil
Vas a una conferencia,
escuchas una ponencia. Y no te quedas con nada. Abundan esos intelectuales de
mucho gre-gre para decir Gregorio. Oradores y predicadores que no hablan para
que los entiendan sino para demostrar que saben mucho. Ya que no son profundos,
se dan el lujo de ser oscuros.
Chávez tenía una capacidad
infinita para explicar los asuntos más difíciles de economía o política de la
forma más sencilla. Maestro siempre, pedagogo del lapicito en mano, utilizaba
todo tipo de comparaciones para que lo entendieran hasta los marcianos.
4.-
Al pan, pan
Su lenguaje fue claro,
frontal, “políticamente incorrecto”.
Chávez dijo que la tribuna
de la ONU olía a azufre y le llamó diablo... al diablo de Bush. No se calló
cuando el rey de España lo mandó a callar. Mandó a los yanquis al carajo.
Maldijo al Estado terrorista de Israel. Al Papa le soltó que no era ningún
embajador de Cristo porque Cristo vive en el pueblo y no necesita embajadores.
Chávez no se calló ante
nadie. No conoció las medias tintas. Fue un deslenguado. Ojalá que hubieran más
para cantarle las verdades a tanto político sinvergüenza que anda suelto.
5.-
Una memoria prodigiosa
Chávez era un lector
empedernido. Nadie sabe dónde ni cuándo encontraba tiempo para devorar libros y
subrayarlos con resaltadores de diferentes colores.
Luego, su prodigiosa memoria
le permitía citar lo que leía, recordar hechos históricos al detalle, fechas,
datos... Pero sus citas nunca eran pedantes, no mencionaba autores para echar
en cara lo mucho que sabía, sino para explicar mejor sus ideas. Fue una mente
brillante.
6.- Nunca aburrió
Tuvimos la suerte de
escuchar de cerca a Chávez en un Aló Presidente, en el barrio caraqueño de
Caricuao. Fue una experiencia mágica. Chávez estuvo hablando dos horas. ¿O
fueron tres? ¿O cuatro? Imposible recordarlo.
Porque Chávez contaba
anécdotas, enlazaba una con otra sin perder el hilo central del discurso,
relataba, narraba. En medio de un discurso se ponía a cantar o a recitar una
copla. Nunca aburrió a quienes le escuchaban.
7.-
Con pasión
Las palabras tienen
temperatura. Hay gente que habla frío, que no transmite emociones. Y como no
emociona, tampoco convence.
Todo lo contrario de Chávez, que siempre habló
con pasión. Fue su elocuencia desbordada la que precipitó la adhesión de
Kirchner y de Lula y de otros presidentes latinoamericanos allá en Mar del
Plata, en el 2005, cuando se enterró para siempre el ALCA. Sólo Chávez podría
haberle dado vuelta a aquel perverso proyecto imperialista.
No, ningún político ha
hablado en América Latina como este hombre. Ningún gobernante se comunicó tanto
con su pueblo, ninguno despertó tanta simpatía, tantos amores y también tantos
odios, tantas emociones juntas. Glosando al mismo Chávez, sus palabras fueron
un batazo de jonrón por el jardín central. Genio de la comunicación, este
comandante botó la bola como ningún líder lo ha hecho hasta ahora.
Coordinación de Comunicación
y Proyección Universitaria UBV Nueva Esparta
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